24 jul 20193 Min. de lectura

3 consejos para tener un verano sin complejos

Ya es verano y aunque pienses que todos tienen mejor autoestima que tú… TODOS ESTÁN ACOMPLEJADOS POR ALGO.

Para algunos serán sus kilitos de más y para otros será su color de piel o el vello corporal. Pongamos fin a esta obsesión. Creemos que por ver en las redes sociales gente de aspecto “perfecto” (porque a esa chico/a le queda de “10” el bañador, tiene el color de piel y la cantidad de vello perfecta) es posible ser perfecto.

Me río porque no tienen sentido ninguno, pero aun así nos lo creemos.

En el caso de los hombres: "No tengo un solo vello en el cuerpo, pero tengo una barba y un pelazo estupendo". Por favor… eso no se lo cree nadie. Si tienes buena barba es que tienes mucho vello. Los que tienen poco vello a penas tienen barba. Y queremos tener las dos cosas...

Queremos el imposible que nos han vendido.

Nos venden a través del marketing que para ser exitoso debo tener cierta imagen. Lo asimilamos en nuestro inconsciente de manera automática y luchamos con ello todos los días de nuestra vida.

Pero, ¿te has planteado que si eso fuera así, todos los que estuvieran depilados y con barba serían súper exitosos?

Pero la verdad es que no lo son, si no que damos por hecho que lo son.

El éxito no va directamente relacionado con el aspecto físico. Si no, todos los guapos serían ricos y todos los feos serían pobres. Y como podrás comprobar, es una conclusión absolutista y errónea.

Debemos ser más realistas con nosotros mismos y no exigirnos más de lo posible. Si no, será una guerra interminable (que por cierto te adelanto yo que no la vas a ganar).

Pasos para tener un verano feliz:

1. Mentalízate de que nadie te está mirando ese complejo, y que cada uno está pendiente de ocultar el suyo.

Mira a tu alrededor, ¿está todo el mundo mirando tu vello en las piernas? ¿o están todos mirando esos kilos de más que solo tú y tu báscula sabéis que tienes?

Como mucho puede que alguien repare en ti, te mire, y tu interpretes que está mirando la zona "oculta". Pero lo más seguro es que no esté mirando eso, y en el caso de lo estuviera haciendo la pregunta es ¿y esa persona te importa? ¿la conoces de algo? ¿qué importancia tiene para ti su opinión? Ninguna. Por lo tanto que te mire o no, no tiene valor.

2. No focalices la atención en ocultar tu complejo, si no en resaltar lo que sí te gusta para que destaque más. Ejemplos:

Si no te gustan los kilos de más este año, utiliza un bañador que resalte el pecho.
Si no te gusta el color de piel blanca de este año, disfruta de un vestido que le favorezca a ese color de piel.

3. Acepta el complejo y reconduce tu mente a lo realmente importante: “Sí, yo tendré más vello del que me gustaría, pero lo estoy pasando en grande con los amigos, estoy muy relajado en esta terraza tomando una copa. Que por cierto me lo he ganado de tanto trabajar”

Agradezcamos lo realmente importante que tenemos en la vida en lugar de quejarnos por pequeños detalles.

Qué importa el color de piel teniendo salud... Qué importa tener más o menos quilos, teniendo familia... Qué más da unos pelos de más... QUÉ MÁS DA. ¿Acaso imposibilita en algo tu vida?

Disfruta de lo que tienes hoy.

No te confundas si este post parece más de consejos para la revista CUORE que para un blog de psicología jajaja. Este post intenta ser práctico. Algo que sea fácil de entender y de llevar a cabo.

Estos consejos son derivados del concepto clave, que es el que realmente debes que entender:

El principal problema de los complejos es la focalización “Erase una vez un hombre a una nariz pegado”. Es decir, no ver el conjunto.

No debemos avergonzarnos y ocultar partes de nosotros. Porque cuando escondemos una zona, la rechazamos, al rechazar esa zona (como es parte de nuestro cuerpo) terminamos rechazándonos a nosotros mismos.

Es como una fobia. Cada vez que huyo de un perro más miedo tengo. Pues cada vez que oculto algo de mi, más asco le cojo. Y acabamos odiándonos por no ser perfectos, por tener una tripita o unas caderas más grandes de lo estipulado como "perfecto". Y con esto corremos el peligro de acabar con (por ejemplo) un Trastorno de la Conducta Alimentaria.

Debemos aceptar que no somos perfectos, y resaltar las cosas bonitas y buenas que tenemos.