22 abr 20203 Min. de lectura

Miedo a la enfermedad (COVID-19)

La persona que padece hipocondría, sería aquella que experimenta ansiedad por síntomas leves, pero que el/ella lo considera indicio de una enfermedad grave.

Por ponernos un poquito técnicos, actualmente se denomina “Trastorno de Ansiedad por enfermedad”: elevado nivel de miedo, preocupación y ansiedad ante la creencia o el convencimiento de estar padeciendo una enfermedad médica grave, o bien por la posibilidad de estar contrayéndola.

Durante esta fase que estamos pasando (COVID-19), las personas que sufren esta forma de ansiedad lo están pasando fatal. Y deberían acudir sin lugar a dudas contactar con un psicólogo.

Pero además durante esta fase (es por ellos por los que escribo este post) hay muchas personas que desarrollarán el miedo a la enfermedad debido a la pérdida de un familiar, al aislamiento y/o al miedo de padecer el COVID-19. Un miedo que les paralizará y les mantendrá en un estado de alarma constante que les podrían hacer entrar en depresión, ansiedad generalizada, estrés postraumático, etc.

Así que, para disminuir la posibilidad de que te pase eso, quiero darte unos consejos para esta fase que estamos pasando todos:

1) Reflexiona sobre qué pensamientos tienes con respecto a la enfermedad.

Las respuestas que efectúas enfocadas a evitar un contagio deberían ser adaptativas. En el momento en que dejan de ser adaptativas se convierten en un problema. La única función que tendrán estas conductas problema será la de aumentar la ansiedad hacia la enfermedad.

¿Qué son las conductas desadaptativas?

Aquellas desproporcionadas a la situación. Por ejemplo, con respecto al COVID-19, una conducta desadaptativa podría ser ir con guantes por tu casa.

Esta acción no solo sería innecesaria, si no que sería incómoda y te autorecordarías constantemente el riesgo que tienes de contagiarte.

Aunque te cueste confiar en los demás por la necesidad de tener control de la situación (cosa que es imposible), haz caso a las indicaciones sanitarias. Pero no necesariamente más allá.

Sal a la calle con guantes y marcarilla, deja los zapatos en la puerta, desinfecta las compras, dúchate y echa la ropa a lavar. Pero no es necesario que estés en traje de protección por tu casa. Ni es necesario que te alejes de tus seres queridos, a no ser que sean sanitarios (en cuyo caso se recomienda cierta distancia, limpieza y precaución).

2) Busca fuentes de información fiable y evita el exceso de exposición a la información. Esto solo incrementa el nivel de ansiedad, y tampoco se considera adaptativo.

Si te das cuenta, las noticias repiten la misma información día tras día. Con ver las noticias una hora al día es suficiente.

Haz lo que esté en tu mano, a parte de eso, de nada sirve angustiarse.

Si al salir a la calle tomas las precauciones necesarias, no tienes porqué tener nada.

“¿Pero y si...?”

¡¡Y SI NADA!!¿Y si me cae una maceta en la cabeza? ¿Y si viene un huracán? ¿Y si me secuestra la mafia rusa...?

Si te pusieras en todos los casos hipotéticos, el nivel de ansiedad sería tal que te desmayarías. Por lo que tienes que hacer como los abogados “mi cliente es inocente hasta que se demuestre lo contrario”. Así que, estás SANOTE hasta que se demuestre lo contrario.

3) Baja el nivel de ansiedad en cuanto empieces a notarlo para que no incremente.

Para ello, una buena forma podría ser practicar la respiración diafragmática y trabajar tus pensamientos.

Y si ves que los síntomas de ansiedad aumentan, o no desaparecen a lo largo de los días, no dudes en pedir ayuda. Es mejor prevenir una depresión que tratarla, es mejor prevenir un TOC que tratarlo, es mejor prevenir un TCA que tratarlo… y un largo etcétera de posibles trastornos que van a desencadenar este confinamiento.

No quiero que te asustes, lo que no quiero es que metas la cabeza bajo tierra para no ver lo que esté pasando en tu interior. Si necesitas ayuda pídela. Todos necesitamos ayuda en algún momento de nuestra vida.