El modo en que los padres se comunican con sus hijos y les trasmiten sus opiniones, valores, costumbres y creencias, se conoce como “socialización”. Es decir, los padres de manera consciente o no, tienen el cometido de inculcar a sus hijos su manera de ver la vida. La forma de transmitir esa información difiere de unas familias a otras.
La tendencia que muestran los padres a educar a sus hijos de un determinado modo se denomina “estilo parental de socialización”. El “estilo parental de socialización” crea un clima o ambiente familiar particular (más agradable o más estresante) que se considera uno de los aspectos más influyentes en el comportamiento y bienestar emocional de los hijos.
Musitu y García (2004) han establecido una clasificación de “estilos de socialización” basándose en la implicación/aceptación (grado en que los padres se implican en las tareas propias de cuidado y satisfacción de las necesidades de este) y la supervisión/control (grado de imposición que los padres ejercen sobre los hijos mediante el establecimiento de normas y límites).
Y a partir de estas dos dimensiones, Musitu y García establecen “4 estilos de socialización”:
1) Estilo AUTORITARIO: baja implicación/aceptación y alta supervisión/control. Estos padres fomentan la obediencia y el castigo, e imponen normas sin aceptar las opiniones de los hijos.
2) Estilo PERMISIVO: alta implicación/aceptación y baja supervisión/control. Estos padres fomentan el dialogo, pero no ejercen ningún tipo de control ni límites al comportamiento de los hijos.
3) Estilo NEGLIGENTE: baja implicación/aceptación y baja supervisión/control. Se trata de padres que muestran indiferencia hacia sus hijos tanto a nivel afectivo como en el establecimiento de pautas de supervisión.
4) Estilo DEMOCRÁTICO: alta implicación/aceptación y alta supervisión/control. Estos padres combinan de modo equilibrado las muestras de afecto y cariño hacia sus hijos, con el control del comportamiento de estos mediante normas claras en el hogar.
Cada estilo parental de socialización ha mostrado tener una influencia particular en los hijos.
Se ha observado que los estilos donde existe una falta importante de expresiones de afecto y de apoyo hacia los hijos, son los más dañinos en general para el bienestar emocional y el desarrollo de los problemas de comportamiento, como por ejemplo el negligente y el autoritario. En los hogares negligentes se sienten desprotegidos porque no han aprendido a sentir ni expresar cariño y tampoco a seguir pautas marcadas de comportamiento. Y en el autoritario son proclives a la utilización del castigo y la violencia como medio para resolver los conflictos entre las personas.
En el estilo permisivo la relación padres-hijos es entendida como de igual a igual y no se han establecido normas ni límites para no frustrar a los hijos, lo que implica una ausencia de control y supervisión durante años y por tanto a la llegada de la adolescencia los padres no son percibidos por los hijos como figuras de autoridad a respetar.
Las familias democráticas son por tanto las que parecen construir el ambiente más favorable que sienta las bases para el correcto desarrollo y crianza de los hijos, permite que los niños y adolescentes expresen sus opiniones y sentimientos. Se sienten valorados y queridos, pero al mismo tiempo les supervisan cuidadosamente para que aprendan a respetar las normas básicas de convivencia.
La crianza no es fácil, ¿cómo puedo ser un padre con un "estilo parental de socialización" democrático?
Aquí te dejo un par de consejos para mejorar la relación padre-hijo:
Por muy ocupado que estés dedica tiempo a la semana para pasar tiempo de calidad con tu hijo. Sal al cine, a dar un paseo, a jugar juegos de mesa, etc…
Interésate todos los días por como le fue el día, por sus compañeros, su vida amorosa, pregunta si va todo bien. Mantén una comunicación fluida, para ello no está de más, que le resumas tu día (y con esto no me refiero a contarle problemas).
No juzgues a tu hijo cuando te cuente algo. Es decir, no le des de entrada tu opinión o le digas lo que tiene que hacer. Primero escúchale, di que le entiendes y luego le preguntas si le gustaría un consejo. De esta manera valoramos sus sentimientos.
Dale la oportunidad de equivocarse, no le protejas de absolutamente todo para que no sufra. Si se le pierde el juguete y llora, no lo busques como un loco para que deje de llorar. Enséñale que la solución es buscarlo y lo hacéis juntos con tranquilidad. Se trata de enseñarle a solucionar problemas, no resolvérselos.
Delega pequeñas tareas del hogar en tu hijo según su edad para que aprenda a ser responsable.
Hazle partícipe de algunas decisiones en la casa para que se sienta parte importante de la familia. Como por ejemplo, el sofá nuevo que vayáis a comprar para el salón o los muebles de su dormitorio nuevo.
No todo son obligaciones, tiene derecho a divertirse y a elegir a qué actividad escolar quiere ir y a cuantas.
Si quieres decirle algo que hace, o que quiere hacer porque sus amigos lo hacen, con lo que no estás de acuerdo. Explícale con amor por qué no estás de acuerdo. No te preocupes si se enfada, tiene derecho a enfadarse, siempre y cuando lo haga con respeto. Es decir, sin golpes, voces o insultos.
No le regañes, no le chilles, ni le castigues por absolutamente todo lo que hace, es un niño. Dale primero la oportunidad de expresar su opinión y expresar porqué lo hizo. Explícale que los actos tienen consecuencias, que lo que ha hecho está mal (no que él es malo, sino que ese comportamiento en concreto no estuvo bien), y explícale que tendría que hacer la próxima vez que se encuentre en la misma situación. Si consideras aun así que ese comportamiento necesita un castigo, explícale con qué le vas a sancionar por eso que hizo.
Sancionar a un hijo no es quitárselo todo para que aprenda. “Ya no ves la televisión, ya no sales, ya no comes chucherías, y no vas al fútbol en un mes”. Es desproporcionado. De esa manera solo haces que el niño pierda la ilusión y el cambio que produces no se mantiene en el tiempo. Sanciónalo con algo en concreto un tiempo prudente. Y sobre todo no lo sanciones con algo que es bueno para él. Si saca malas notas, no le castigues sin ir a un campamento y sin ir al futbol, estas dos cosas son positivas para su educación, hace deporte y se socializa con sus iguales.
Espero que hayas disfrutado con el post.
Estoy a tu plena disposición, si necesitas hablar con un profesional, pide una cita online conmigo.
Lo que es importante para ti es importante para mi.
Deborah Godden
PD: si no lo leíste, échale un vistazo al post sobre “Qué hacer con las pataletas infantiles”
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