3 feb 20214 Min. de lectura

¿Tienes HIPOCONDRÍA?

Bueno, bueno… esta semana me ha costado la vida pensar en un tema, pero creo que he dado en el clavo.

Puesto que esta tercera ola de covid la han denominado "la ola de la enfermedad mental" y entre los trastornos más destacadas estarán los trastornos de ansiedad, hoy hablamos del Trastorno de Ansiedad por Enfermedad, o como todos la conocéis: Hipocondría.

Vamos a ponernos un poco clínicos al principio y ya después vamos con los consejos.

Según el DSM 5 (manual diagnóstico que utilizamos los profesionales de la salud mental), la persona que cumpla todos estos criterios tendría hipocondría:

A. Preocupación por padecer o contraer una enfermedad grave.

B. No existen síntomas somáticos o, si están presentes, son únicamente leves. Si existe otra afección médica o un riesgo elevado de presentar una afección médica (p. ej., antecedentes familiares importantes), la preocupación es claramente excesiva o desproporcionada. C. Existe un grado elevado de ansiedad acerca de la salud, y el individuo se alarma con facilidad por su estado de salud. D. El individuo tiene comportamientos excesivos relacionados con la salud (p. ej., comprueba repetidamente en su cuerpo si existen signos de enfermedad) o presenta evitación por mala adaptación (p. ej., evita las visitas al clínico y al hospital). E. La preocupación por la enfermedad ha estado presente al menos durante seis meses, pero la enfermedad temida específica puede variar en ese período de tiempo. F. La preocupación relacionada con la enfermedad no se explica mejor por otro trastorno mental.

Si te sientes identificado/a no hay que entrar en pánico, no es una etiqueta de por vida. La única importancia que tiene es la de hacerte consciente de la necesidad de ayuda antes de que esta situación se desborde y la ansiedad pase a ser depresión.

Por ello te voy a dar unos consejos que si en un par de semanas no has mejorado, te recomiendo buscar ayuda psicológica.

1. No todos los síntomas que tenemos son una mala señal.

Por ejemplo las agujetas después de hacer deporte o los dolores del parto, son parte de un proceso, pero no indican que algo vaya mal. Es un malestar necesario para un bien.

2. El síntoma te encuentra a ti quieras o no.

Puedes ponerte a buscarte síntomas, los encontrarás y los interpretarás como catastróficos. Pero la realidad es que si quieres buscarte el pulso te resonará más fuerte que antes, si te centras en la respiración acelerada, parecerá que te falta el aire…

Tu cuerpo es sabio, si te pasa algo, te avisará.

Si te tuerces un tobillo, aunque no quieras prestarle atención al cuerpo, este te lo va a gritar. Te dirá “ESTOY TORCIDOOO” y lo sentirás sí o sí punzadas y no podrás andar.

ESO es un síntoma. Y aunque no quieras te avisa. Tu cuerpo te buscará cuando necesite ayuda, confía en el.

3. Evita fomentar la aprensión.

Deja de escuchar COVID historias (o historias sobre enfermedades) con las que compararte, cada caso es un mundo.

No puedes comparar objetivamente sin controlar todas las variables del estudio. Y eso es imposible, puesto que sois personas diferentes, con familias diferentes, entornos diferentes y genéticamente diferentes… Es imposible que esa comparativa te salga bien. NO TE COMPARES NI COMPARES LOS SÍNTOMAS.

4. La búsqueda en internet

No mires información sobre los síntomas que sientes en internet, porque no tienes el conocimiento profesional como para descartar la información errónea. Todo lo que leas lo tomarás como verídico y te desbordará. Y aunque leas en una página fiable, ese artículo no contemplará todas las variables que existen (porque es imposible) ni estará aplicado a tu situación específica. Y eso, solo lo capta el ojo clínico y preparado académicamente para ello.

5. El síntoma con el que te obsesiones está en mil "enfermedades" diferentes, desde la más pequeña hasta la más mortal.

¿Te has planteado porqué siempre te vas a la peor opción?

Ejemplo: El dolor de cabeza es un síntoma de miles de opciones médicas ¿Porqué iba a ser cáncer?

Imagínate que estás en una apuesta. Caballos de carreras. Y hay 12 caballos y tu apuestas por el que menos corre. 12 posibilidades y apuestas por la menos probable.

Pues exactamente igual.

6. Ve a la fuente

Las dudas médicas a tu médico y hazle todas las preguntas que necesites sin vergüenza, que para eso está. No para darte lo que tu le pidas, si no para solucionar tus dudas. Luego el profesional de la salud decidirá que es mejor para ti.

7. Relajación

Cuando veas que empiezas a buscar síntomas, deja de rebuscarte, confía en tu cuerpo y haz relajación.

Si no tienes experiencia en ello te recomiendo el artículo sobre Respiración diafragmática.

Y si quieres practicar una relajación más extensa y profunda, te recomiendo la llamada “relajación progresiva de Jacobson”. Puedes leerlo en el post titulado: “Cómo superar la ansiedad”